viernes, 12 de octubre de 2012

París: la previa

- Sin vos no me voy.
- Entonces vamos juntos.
- Estas segura?
- Si. Vos?
- Si.
- Uy, mi cumpleaños!
- Te prometo que lo pasamos en París.

Y así empezó. París es lo que pasa cuando un hombre de palabra y una soñadora se enamoran perdidamente. ¡Bienvenidos al mejor viaje de nuestras vidas! Aquí comienza…

La semana previa fue crucial. Leímos páginas y páginas sobre París con el fin de seleccionar los lugares a los que cada uno quería ir. Una vez hecho eso, nos fuimos a la oficina de turismo de Francia en Barcelona, a conseguir mapitas. Ahora nos quedaba el desafío: organizar en un recorrido posible de tres días para conocer el París que queríamos ver.

El asunto terminó con en Excel derrochador de eficacia, con lugares, precio y horarios, de lo que íbamos a visitar cada día. Algunos días más cargados que otros, algunos días sería necesario algún que otro trotecito, pero hasta contemplamos caminatas por París.

El vuelo salía a las 6:15, por ende teníamos que estar en el aeropuerto a eso de las 4. El tren acá funciona hasta las 5. Conclusión: había que viajar a las 12 del día anterior y pasar la noche en el aeropuerto. ¡¡Joven se es una sola vez en la vida!! Eso dirán ustedes. El caso es que como nosotros nacimos viejos, le pedimos a un amigo catalán que nos eche un aventón hasta el aeropuerto. ¡Ahora si!

Llegamos y justo abrió la ventanilla donde los rezagados sudacas teníamos que hacer nuestro trámite especial. Ciudadanos de la UE: impunes.

Con apenas dos horitas de sueño (porque, claro, previo a que nos venga a buscar nuestro amigo, estuvimos hasta las 2 de la mañana haciendo las mochilas), y con la información exacta, nos ubicamos bien cerca de lo que será nuestra puerta de embarque de El Prat.

Primeros en la cola

Detalle importante: viajamos por RyanAir, la lowcost con más onda de europa (?). Había que matarse por los asientos y rogar que las mochilas entren en el siniestro canasto que te facilitan, caso contrario: te obligan a despacharla y te cobran 50 euritos. ¡Sobre mi cadáver!

El caso es que, una vez más, la suerte estuvo de nuestro lado: las mochilas entraban perfecto y estábamos primeros en la cola para embarcar. EN TU CARA, BAJO COSTO! De todas maneras no es justo asignarle todo a la suerte: nos compramos una cinta métrica antes del viaje, con la que medimos 30 mochilas en una casa de deportes, antes de comprar las nuestras. También una balanza para pesar equipaje, para estar seguros de no pasarnos de los reglamentarios 10 kg. Y, por último, averiguamos en información del aeropuerto en qué puerta embarcábamos, y estuvimos ahí media hora antes de la hora de embarque. Suerte fue conocernos, esto fue puro éxito.

Utensilios fundamentales

La conclusión fue que subimos primeros al avión, elegimos en paz los asientos que más nos gustaban y nos ubicamos como dos campeones. Despegamos a horario. Dormimos. Aterrizamos a horario. Y si, llegamos: París, señores!



3 comentarios:

  1. Lloré con los primeros tres renglones. Solo eso. Los amo feos =)

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  2. Muy bien escrito.

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  3. Quiero mas de Parissss. Siento q esto es como una guia de consejos utiles por si me voy!!!!! :-)

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