domingo, 14 de octubre de 2012

(Intermezzo) Domingo a la tarde en Cerdanyola

Interrumpimos la programación francesa para contarles nuestro domingo de la fecha.

Hay que aclarar, antes que nada, que estamos haciendo un gran esfuerzo para adaptarnos al ritmo de vida de la gente de acá. Los horarios son muy distintos, todo se hace muy temprano, hay poca noche. Primero pensábamos que era una cuestión del pueblo, pero la verdad es que por más que tenga fama de ciudad de la joda, Barcelona tampoco tiene mucha noche (o al menos, no la tiene los días de semana). El martes pasado fuimos a cenar, reservamos a las 21:30, y el restaurant estaba vacío (as in "vacío", sólo nosotros dos). Lo mismo todos los que estaban alrededor. Con suerte, tipo 22 se encuentra juventud tomando algo en los bares, pero a las doce ya está todo bastante muerto.

Los negocios no abren los domingos, y pocos abren los sábados a la tarde. Los locales abren a la mañana temprano (8, 9) y cierran a las dos de la tarde. Vuelven a abrir a las cinco, y a más tardar, ocho y media están cerrando (en Barce no es tan así, hacen horario corrido). Todo esto venía a cuento de que estamos haciendo un gran esfuerzo para levantarnos temprano, porque si uno tiene el horario corrido, vive prácticamente en un pueblo fantasma.

El otoño desde nuestra ventana
En consonancia con esa política madrugadora, hoy nos levantamos a las 12 del mediodía. Por tercer día consecutivo (?). Ojo, es un gran progreso, eh... hemos tenido semanas de dos de la tarde (salvo los días de clase, claro).

Desayunamos nuestro respectivo mate y café, y picamos alguna porquería, unas magdalenas, unas ruffles (!). Alrededor de la una y media, ya habíamos agotado los blogs, el facebook, el twitter y los diarios, y ya no teníamos nada que hacer. Pensamos en almorzar, pero nada de lo que había nos daba especiales ganas -y, recordemos, domingo significa que todo está cerrado-, así que decidimos pasar el almuerzo e irnos a dar una vuelta.

Enfilamos, entonces, para el Parc del Turonet, que tenemos a algo así como ocho cuadras. Es un parque bastante grande y muy bonito, que está en una subidita (no cuenta ni como monte, me parece), al sur de Cerdanyola.



El día estaba (está) precioso, aunque acá el clima es bastante cambiante. Las lluvias duran minutos, y el día alterna entre soleado y nublado cuatro o cinco veces en una tarde.

Llegamos al parque y la mesa de ping pong estaba vacía (milagro), tal vez porque fuimos algo temprano. Pero antes de empezar un partidín (?), no pudimos más que sucumbir a la atracción irresistible de los juegos para niños. 

La felicidad (?)
Los catalanes (¿los españoles? mejor no mezclar catalanes con españoles porque se pudre, pero el paréntesis venía a significar que no sé si es que estas cosas -¡y las mesas de ping pong!- están en toda España o sólo en Catalunya) tienen unos subibajas giratorios que son buenísimos. Hay que importarlos al tercer mundo con urgencia, aunque con Moreno seguramente sea bastante complicado (?). No pude dejar de colgar la foto, porque la cara de Corina es extraordinaria, pero la verdad, lo mejor es el video demostrativo (?).


Nos bajamos semi mareados y pasamos al ping pong. Creo que ya lo habíamos contado en algún momento, pero por las dudas... acá hay mesas de ping pong públicas en la mayoría de las plazas y los parques. Aprovechando eso nos compramos un par de paletas hace un par de semanas, y solemos cargarlas en la mochila cuando salimos, para jugar un ratito.

Atención a la remera de Angy Birds
Cumplidos los diez minutos semanales (?) de actividad deportiva, caminamos un rato por el parque. Además de estar sumamente cuidado (como todo en España, una de los enormes pros que tiene en relación a París), y tener juegos, canchitas de fútbol, de tenis, de básquet y de volley, tiene una vista muy linda de la ciudad y de las montañas.


Bajamos del parque y arrancamos la vuelta por el sur de Cerdanyola, la parte favorita de Corina de la ciudad. Tiene una avenida bastante ancha (Avinguda de Canaletes) con una especie de boulevard en el medio en el que hay una senda para correr y una bicisenda. De nuevo, más allá de lo lindo de la ciudad, los árboles, los espacios verdes (es decir, el "diseño urbano"), lo que más impacta es lo limpio y cuidado que está todo. No hay un papel en el piso, ni un gramo de pasto sin bordear.

Cultura española: pasear, parar a comer algo, repetir hasta el infinito
Recorrimos toda la avenida hasta la peatonal de Sant Ramón, que es la primera paralela a la calle de casa. Bajamos la peatonal y nos comimos unas bravas con alioli, que bajamos con un quinto cada uno, en un barcito al que nunca habíamos ido. Nota: no tengo idea de porqué le dicen "quinto", son 25 cl, es decir, un cuarto de litro. Como sea, acá la cerveza  "industrial" tiene gusto a cerveza artesanal. Ninguno de nosotros toma cerveza normalmente, pero hay que reconocer que esta da ganas. Por cierto, el otro día nos ofrecieron una Quilmes por tres euros en un restaurant argentino. Por poco no se la tiramos por la cabeza (?).

Salimos de ahí y terminamos de bajar la peatonal, hasta la tienda de caramelos. Tenemos a dos cuadras de casa un negocio gigante que vende caramelos por peso. Nos compramos medio kilo (!!!!) de ositos de goma, sandías de azucar y no se cuantas variedades de porquerías más, y nos vinimos a casa, donde nos esperaba... LA TORTA DE OREO GIGANTE QUE HIZO MI SEÑORA AYER.


Sí, como allá hay tortas exquisita, acá se venden de Oreo. Vienen en una caja con varios sobres, que tienen las coberturas de galletita y la crema, se hace en un ratito y queda como una galletita gigante. Como verán, nuestra vida es bastante gastronómica (?).

Bueno, eso fue todo. Pasamos un día muy lindo -algo que, la verdad, es bastante habitual-, y tenía ganas de contarlo. En estos días seguimos con los días que faltan de París.

Nota: escribir este post, elegir las fotos y subir el video me tomó poco más de una hora. Durante todo ese tiempo (creo que desde un rato antes también), Corina estuvo mirando los preparativos del salto en caída libre de un austríaco que aparentemente iba a romper la barrera del sonido y al final no la rompió. Los preparativos, eh, porque el salto duró cinco minutos, y justo nos llamaron por teléfono (?). Es tan bella.

7 comentarios:

  1. Yo no logro explicarme como es que seguimos adelgazando...

    ResponderEliminar
  2. Caminan muchísimo aparentemente, debe ser eso, los felicito chicos se ve que están pasando una temporada preciosa, DISFRUTEN MUCHO!!

    ResponderEliminar
  3. No es que el austríaco se haya tirado de la estratósfera, es el que mando Mendez que recién está volviendo!

    ResponderEliminar
  4. Quiero esos sube y baja para las escuelas del 17. Iuuupiii!

    ResponderEliminar
  5. Le pueden decir a su blog que no soy un robot? Me tiene podrida con esas palabras rebuscadas que me hace escribir

    ResponderEliminar
  6. jajaja! Qué divertiiiiido! Los quiero!

    ResponderEliminar
  7. Necesito ese sube y baja en mi patio.
    Y eu! Yo vendo tortas Óreo, Pepitos, Shot...
    Coqui me gusta tu samarreta (?)
    Pali estás lindo.
    Miss u.

    ResponderEliminar