- Sin vos no me voy.
- Entonces vamos juntos.
- Estas segura?
- Si. Vos?
- Si.
- Uy, mi cumpleaños!
- Te prometo que lo pasamos en París.
Y así empezó. París es lo que pasa cuando un hombre de
palabra y una soñadora se enamoran perdidamente. ¡Bienvenidos al mejor viaje de
nuestras vidas! Aquí comienza…
La semana previa fue crucial. Leímos páginas y páginas sobre
París con el fin de seleccionar los lugares a los que cada uno quería ir. Una
vez hecho eso, nos fuimos a la oficina de turismo de Francia en Barcelona, a
conseguir mapitas. Ahora nos quedaba el desafío: organizar en un recorrido
posible de tres días para conocer el París que queríamos
ver.
El asunto terminó con en Excel derrochador de eficacia, con
lugares, precio y horarios, de lo que íbamos a visitar cada día. Algunos días
más cargados que otros, algunos días sería necesario algún que otro trotecito,
pero hasta contemplamos caminatas por París.
El vuelo salía a las 6:15, por ende teníamos que estar en el
aeropuerto a eso de las 4. El tren acá funciona hasta las 5. Conclusión: había que
viajar a las 12 del día anterior y pasar la noche en el aeropuerto. ¡¡Joven se es una sola vez en la vida!! Eso dirán ustedes. El caso es que como nosotros
nacimos viejos, le pedimos a un amigo catalán que nos eche un aventón hasta el
aeropuerto. ¡Ahora si!
Llegamos y justo abrió la ventanilla donde los rezagados
sudacas teníamos que hacer nuestro trámite especial. Ciudadanos de la UE:
impunes.
Con apenas dos horitas de sueño (porque, claro, previo a
que nos venga a buscar nuestro amigo, estuvimos hasta las 2 de la mañana
haciendo las mochilas), y con la información exacta, nos ubicamos bien cerca de
lo que será nuestra puerta de embarque de El Prat.
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Primeros en la cola |
El caso es que, una vez más, la suerte estuvo de nuestro
lado: las mochilas entraban perfecto y estábamos primeros en la cola para
embarcar. EN TU CARA, BAJO COSTO! De todas maneras no es justo asignarle todo a
la suerte: nos compramos una cinta métrica antes del viaje, con la que medimos
30 mochilas en una casa de deportes, antes de comprar las nuestras. También una balanza para pesar equipaje, para estar seguros de no pasarnos de
los reglamentarios 10 kg. Y, por último, averiguamos en información del
aeropuerto en qué puerta embarcábamos, y estuvimos ahí media hora antes de la
hora de embarque. Suerte fue conocernos, esto fue puro éxito.
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Utensilios fundamentales |
La conclusión fue que
subimos primeros al avión, elegimos en paz los asientos que más nos gustaban y
nos ubicamos como dos campeones. Despegamos a horario. Dormimos. Aterrizamos a
horario. Y si, llegamos: París, señores!
Lloré con los primeros tres renglones. Solo eso. Los amo feos =)
ResponderEliminarMuy bien escrito.
ResponderEliminarQuiero mas de Parissss. Siento q esto es como una guia de consejos utiles por si me voy!!!!! :-)
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